martes, 31 de agosto de 2010
Acto de habla
sábado, 28 de agosto de 2010
Variedades de la lengua
miércoles, 4 de agosto de 2010
Ayuda docente
Para tu ayuda, te invito a que gires una visita a la siguiente página: espero me cuentes de qué te habrá servido.
http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/html/440/44031210/44031210.html
Una mirada a la enseñanza de la lectura y la escritura
La aproximación al aprendizaje de la escritura deberá contemplar las experiencias extra-escolares del niño (Romeo, 1993). Asimismo, el dominio de la lectura y la escritura como bienes culturales es inherente al proyecto alfabetizador del sistema educativo, en función de que este pueda proveer a los alumnos de las herramientas necesarias para construir y ser parte protagonista y crítica del mundo social, cultural y política (Actis, 2005). Desde la antigüedad, la encomiable tarea de enseñar a leer y a escribir ha sido un tema de preocupación entre los grupos sociales involucrados en el quehacer docente (Geocities, 22/10/2006/). En una consulta electrónica realizada en este orden, se destaca la siguiente idea: una diversidad de estrategias se han dado cita en los procesos pedagógicos, cuya integración procura un cambio del rumbo y su reorientación hacia el dominio de la lengua escrita. Señala la misma fuente que, (Geocities 22/10/2006/), llama la atención el dato de que, hacia 1870 se citaba como material imprescindible en una escuela elemental, tableros del tamaño de un pliego de papel, destinados a pegar en ellos lecciones de lectura; estos debían estar colgados en la pared junto con un puntero de madera de unos dos pies de longitud para señalar a los niños la letra. La misma fuente da cuenta de que, la enseñanza de la lectoescritura fortalece la actividad del docente con la presencia de una evaluación permanente y diaria como el dictado y los controles de lectura individual; estas prácticas nos permiten atender oportunamente los aprendizajes deficitarios, por lo mismo, mientras más temprana es la intervención del docente frente a la dificultad de los estudiantes, mejor será el pronóstico de recuperación.
Para Castedo, Siro & Molinari (2003), la enseñanza de la lectura requiere de la presentación de diferentes situaciones didácticas, las cuales podrán ser desarrolladas en aulas de jardines de infantes y primer ciclo de educación básica. Todas deben ser actividades que puedan implementarse a partir de la presencia de una pequeña biblioteca en el aula o en la institución. Para ello, es necesario tomar en cuenta los rasgos descriptivos del contexto institucional donde se habrá de llevar a cabo experiencias pedagógicas propias de la enseñanza de la lectura y la escritura. En su obra: enseñar y aprender a leer, sostienen que, los propósitos comunicativos y didácticos que se persiguen juegan un rol fundamental para el alcance de las metas deseadas. Cualquiera que sea el plan a desarrollar, deberá orientarse hacia una efectiva planificación, la cual prevé la evaluación de las actividades desde la reflexión sobre el quehacer de un lector y un escritor cotidiano. Más adelante señala que: Se trata de pensar en las situaciones como prácticas culturales de lectura, se trabaja con diversidad de textos en situaciones con sentido para los alumnos, se parte de interpretaciones diversas sobre lo leído y se propicia su transformación.
La citada fuente hace hincapié en lo relativo a la lectura entre los diversos grados, niveles y ciclos escolares, los cuales deberán asumir prácticas de seguimiento y continuidad de procesos, con lo que se alcanzaría completar un óptimo proceso de aprendizaje de lectura y escritura, así como los niveles deseados en lo que concierne a la alfabetización. En la referida obra, Castedo, Siro & Molinari explican que, esto es así, debido a que entre las deficiencias que reflejan los alumnos en lo referente a la lectura y la escritura, subyace un problema de continuidad y seguimiento en términos metodológicos y de formación de los maestros.
Resulta interesante saber que: los niños deben leer textos verdaderos no solo frases o palabras que el adulto encuentra significativas (Ramírez, 1997). Esta misma fuente señala más adelante, es fundamental que los aprendices iniciales aprendan a encontrar el sentido de lo que leen o escriben. A seguidas señala: las situaciones reales de comunicación obligan a buscar este sentido.
La citada autora sostiene que: la idea es que el lenguaje se aprenda a medida que el niño aprende otras cosas a través del lenguaje, además, aprende sobre el lenguaje mismo en auténticas situaciones de habla, lectura y escritura. Como especialista del tema en cuestión recomienda: el uso de la lengua y su aprendizaje deberán atravesar todas las actividades.
Resulta interesante preguntarse ¿qué hacen los maestros con las bases teórico-filosóficas y sobre los hallazgos de la psicopedagogía en torno a los procesos de enseñanza y la utilidad de actividades lúdicas, relacionadas con el ámbito social, económico y productivo, así como la relación con los avances de la ciencia y la tecnología. De ahí que, lo planteado por Nemirovsky (2003), justifica el sentido que para los alumnos tendrá el aprender a leer y escribir, si este proceso se fundamenta en recursos y herramientas de su interés, alternados con materiales existentes en el entorno.
En lo que respecta a la producción espontánea de textos (Kaufman y otros, 1993) afirman que: cuando el niño produce textos espontáneamente no solo pone en juego acciones efectivas, sino que en la interacción con sus pares, maestros, y textos escritos tiene oportunidades para expresar sus hipótesis, ponerlas a prueba y modificarlas o no. Continúan este juicio con la idea de que: el hecho de escribir espontáneamente, sin sentirse sancionado, permite la contradicción de conflictos contradictorios, necesarios en todo aprendizaje. En líneas siguientes apuntan, así también se genera en los niños una valoración de sus propias producciones. Del mismo modo sostienen: el permiso para escribir “como pueda” es fundamental en este proceso de adquisición de la lengua escrita.
La última oración del párrafo anterior encuentra eco en las voces de Ortiz & Robino (2003), pues afirman que: es fundamental para la tarea educativa conocer lo que los alumnos saben y respetarlo, para partir de allí en el momento de construir las secuencias didácticas y las estrategias de enseñanza. En su obra titulada: cómo se aprende, cómo se enseña la lengua escrita, plantean: la escuela debe, por un lado, respetar lo que el niño sabe y, por el otro, realizar una tarea de “compensación” de las diferencias entre ellos. A manera de explicación dicen: es necesario completar lo que no se vivió en la alfabetización emergente y ampliar los saberes en situaciones comunicativas planificadas intencionalmente.
En un estudio reciente llevado a cabo por
En lo relacionado con la integración de las tecnologías al tratamiento de la lectura y la escritura, el procesador de texto se incorpora al aula a través de uno o dos ordenadores, situados por lo general en la zona de la biblioteca de aula donde los niños producen sus textos (Nimerovsky, 2004). En lo sucesivo sostiene: el procesador se constituye, por lo tanto, en un modo habitual de escribir al que los niños acuden a diario (Revista Ibero-Americana, Septiembre-Diciembre (2004). A seguidas, en referencia a algunos planteamientos de Nimerovsky, la referida revista agrega que: es evidente que los niños pequeños no utilizan el sistema convencional de escritura, sino que escriben usando diferentes modos de representar de manera gráfica sus textos, mientras van aproximándose y apropiándose del sistema convencional. Eso genera la necesidad de que sus producciones sean transcritas (producidas también mediante el uso del sistema convencional de escritura), para que puedan cumplir la función con la cual se forman: tener uso social. Según las palabras de Gutiérrez (1/11/06), el texto escrito se inventó para auxiliar la memoria del ser humano.
A seguidas, la misma fuente señala: la facilidad que ofrecen las computadoras y
Según la referida revista, el auge de las nuevas tecnologías de la palabra –como la televisión, la radio, el teléfono, ligados al desarrollo de la electrónica– parece haber dado un nuevo impulso a la oralidad. En su edición impresa septiembre-diciembre (2004), esta revista sostiene que, para los niños es un acicate ver sus escritos con la presentación que se obtiene mediante la impresora, y los anima a seguir produciendo textos con frecuencia y entusiasmo, lo cual es, en definitiva, lo que nos interesa: que la escritura se vaya convirtiendo para ellos en una actividad que merece la pena, que gratifica, que sirve... y de esa forma ellos verifican que la hacen de la misma manera en la que se escribe hoy: utilizando un procesador de texto. En ese mismo tenor, Actis (2003), sostiene que, en la actualidad, los medios electrónicos plantean un desafío ineludible y colmado de expectativas para la sociedad en general. Más adelante señala: es una necesidad sumarse a las modalidades y a las infinitas posibilidades abiertas por las computadoras, la red multimedia y las telecomunicaciones en el proceso de enseñanza.